Muchos conductores son escrupulosos con el cuidado y la limpieza de la carrocería, del habitáculo y del motor de sus vehículos; sin embargo, le restan importancia al aseo de las llantas, quizás por pensar erróneamente que al ser elementos que siempre permanecen en contacto con el suelo tienden a permanecer sucias y por ello no vale la pena preocuparse por limpiarlas.
En este contexto, primero se debe aclarar la importancia del lavado de las llantas, pues si bien asearlas tiene un cometido primordialmente estético, también hay un vital componente funcional.
Acá vale la pena recordar que las llantas cuentan con una serie de surcos a lo largo de su banda de rodamiento, los cuales tienen la tarea de ofrecer máxima adherencia y permitir la evacuación del agua que se acumule entre ellos y la superficie, con el fin de prevenir el peligroso fenómeno del “hidroplaneo” o aquaplaning.
Si los surcos de las llantas se llenan de desechos y lodo, su superficie puede quedar muy lisa y perder agarre, por lo tanto, la seguridad está en juego. Para evitar dicha situación y favorecer la integridad de la llanta, Bridgestone comparte algunas recomendaciones sobre el lavado de tales productos.
Lavar las llantas cuando estén totalmente frías
El proceso dinámico de rodar genera calor en las llantas, así como el accionar de los frenos, que en forma eventual se transmite a las llantas; por ello es importante limpiarlas cuando estén completamente frías. El exceso de calor es responsable de evaporar el agua, el jabón y demás productos de limpieza, afectando la tarea de aseo.
Usar un cepillo para el rin y otro para la llanta
La manera más eficiente de lavar las llantas es utilizar un cepillo con abundante agua y jabón. En todo caso, un error muy común que suelen cometer los usuarios e incluso el personal de los autolavados, es que utilizan el mismo cepillo para limpiar las llantas y los rines. Lo ideal sería lavarlos por aparte; es decir, usar un reciente con jabón y con un cepillo por separado, puesto que tales elementos se ensucian y acumulan mugre de forma diferente.
No olvidar limpiar las zonas difíciles
Lo ideal es desmontar cada llanta para lavarlas una por una y así obtener una limpieza total, principalmente cuando se trata de neumáticos todo terreno, que tienen surcos más grandes y elaborados. En todo caso, no siempre se tiene el tiempo ni el espacio para hacerlo, por lo que recomendamos utilizar un cepillo de dientes para acceder a las zonas más difíciles, especialmente las de la cara interna y el área que ocultan los pernos.
Los productos de limpieza son aliados, pero cuidado
Existen distintas clases de productos de limpieza para llantas en el mercado, la mayoría con precios asequibles. Algunos son específicos para aclarar los rines, otros facilitan eliminar las manchas difíciles y otros dejan una película protectora muy eficiente. En cualquier caso, recomendamos evitar el empleo de productos fabricados para otros usos, como limpiahornos o lejía, puesto que la extrema acidez de algunos elementos puede atacar la superficie de aluminio del aro y provocar manchas o pérdidas de brillo.